Читать книгу Ni una boda más онлайн

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La chica gimió. Y aunque él sabía que no debía decirlo, su aspecto desaliñado sugería que había tenido un día de mierda como ella decía.

–Y yo que trataba de pasar desapercibida.

–Un pequeño consejo: Las Dudas no es el lugar para esconderte si estás huyendo. No se nos da mucho lo del bajo perfil.

Dejó escapar un resoplido, que en parte era risa y en parte sollozo, pero al menos la había hecho sonreír un poco. La chica dio un paso atrás, alisó la despeinada coleta en la parte superior de su cabeza y frunció el ceño al tocar un mechón que sobresalía como la cresta de un gallo. Con un resoplido, dejó caer los brazos.

–Gracias por tu ayuda…

Él le tendió una mano.

–Ford. Ford McGuire.

–Suenas muy tipo Bond, James Bond, presentándote así –dijo y deslizó su pequeña mano en la de él. Como si hubiera tocado el extremo de un cable, una sacudida atravesó su brazo, y tuvo que hacer un esfuerzo por no darle un apretón más allá de la cortesía.

Una naricita húmeda empujó la mano que el bombero dejó caer y Ford le dio una palmadita en la cabeza a su peludo compañero.

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