Читать книгу El Robo del Niño онлайн
14 страница из 43
Una vez terminada la ronda de prensa, Julia intentó hablar con el fiscal, pero éste se hallaba muy ocupado conversando con el director del museo y el mecenas. Por lo que escuchó, habían estudiado en la misma universidad, los atendía el mismo médico y sus hijos iban al mismo colegio. O algo así. Cuando finalmente se produjo un silencio, la detective se acercó a Toledo, se presentó e intentó resumirle los hechos, pero éste respondió:
–¿Dónde está el comisario? Tengo que darle instrucciones.
Julia lo acompañó donde su superior, porque ya sabía lo que iba a ocurrir. El fiscal iba a darle una serie de órdenes, pero Fuentes con un gesto le indicó a la detective:
–Ella trabaja en el caso.
Le agradeció con una leve sonrisa mientras el fiscal salía de su desazón.
–Mire, detective –comenzó Toledo–, no sé mucho de estas cosas de momias y museos, pero me entrega un informe lo antes posible y si necesita hacer algún procedimiento, me informa.
–Entendido, señor fiscal.
«Ignorante pero te deja ser», pensó la detective.