Читать книгу El Pueblo del hielo 10 - Tormenta de invierno онлайн

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La puerta de la primera casa estaba abierta y entraron a un cuarto oscuro. No había nadie en pie dentro. Solo oyeron las ratas correteando. Sabían que había mucha pobreza en el pueblo, pero aquello era lo peor que habían visto.

Permanecieron allí una hora. Prepararon comida con harina de cebada sobre el fuego de la chimenea. Les dieron leche a los niños e intentaron que los adultos comieran algunos trozos de pan. Recibieron miradas exhaustas, abatidas y resignadas. Nadie los insultó ni los echó. Apenas podían mover los labios.

Gudrun estaba allí, pero el único gesto de hostilidad que logró hacer fue volver el rostro y mirar la pared. Villemo simplemente la hizo girar de nuevo y la obligó a tragar la cebada. Cuando Gudrun saboreó la comida, dejó de resistirse.

Colocaron sábanas limpias en las camas que lo necesitaban. Niklas vio a un niño con ojos inmensos y confundidos, con todo el cuerpo cubierto de úlceras. Abandonó sus principios y acarició al pobrecito con manos cálidas y cautas.

Villemo asintió con calma mientras observaba a Niklas. Luego se volvió y vio a Eldar en la entrada de la casa, aferrado al marco de la puerta. Debía haber estado de pie allí hace un rato porque ella recordó que había oído el crujir de la puerta sin haberse detenido a pensar en ello.

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