Читать книгу El Pueblo del hielo 10 - Tormenta de invierno онлайн

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—¿Cómo rayos saliste tan descarada? Sin duda no lo heredaste de Gabriella o de mí —respondió Kaleb riendo.

—Lo heredé de la abuela Cecilie —afirmó Villemo rápido—. Y dicen que de Sol, la bruja.

—Dios lo prohíba. —Kaleb se estremeció—. Nos vemos después. ¡Ofrécele algo de comer a Dominic, Villemo!

—No, gracias —dijo Dominic—. Lo único que he hecho desde que llegué es comer. Si continuó así, mi caballo protestará en el camino de vuelta.

Villemo le mostró con orgullo su habitación a Dominic. Elistrand estaba diseñada según las instrucciones de Alexander Paladín y sin reparar en gastos. Mantuvo el estilo barroco, que era el que más le gustaba a Alexander, con tallas sólidas en la barandilla, muebles pesados y querubines regordetes flotando bajo el techo.

Pero Villemo había quitado la oscura y opresiva cama con dosel y, en cambio, había hecho instalar una cama construida encastrada en la pared. Dominic no veía nada moderno en ello. Al contrario. El estilo era rústico, aunque propio de un granjero adinerado... pero debía admitir que ella había decorado la habitación con muy buen gusto. Los colores de las alfombras tejidas combinaban con los muros de madera clara y las sillas eran todas livianas y de estilo español. La cama estaba construida dentro de un hermoso panel de madera tallada. Villemo señaló la parte superior de la cama.

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