Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

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Mas como quiera que a veces en el fervor del ánimo a los términos de los actos y de las pasiones se les llama con el vocablo del acto y de la pasión mismos, como hace Virgilio en el segundo de la Eneida, que llama a Eneas: «¡Oh, luz! -que era acto-. ¡Oh, esperanza de los troyanos!» -que es pasión -; el cual no era ni luz ni esperanza, sino término por donde les venía la luz del consuelo, y era término en donde descansaba toda la esperanza de su salvación; como dice Estacio en el quinto del Thebaidos, cuando dícele Isífilis a

Arquemoro, «¡Oh, consuelo de las cosas y de la patria perdida! ¡Oh, honor de mi servicio!, como cuotidianamente decímosle al amigo: «ve mi amistad», y el padre le dice al hijo: «amor mío» por antigua costumbre, las ciencias en las cuales pone su vista con más fervor la filosofía, son llamadas por su nombre, como la ciencia natural, la moral y la metafísica; la cual porque más necesariamente y con más fervor pone su vista en aquélla, es llamada filosofía. Por donde se puede ver por qué en segundo lugar llámaseles a las ciencias filosofía. Una vez que se ha visto cómo la primera es verdadera filosofía en esencia -la cual es la dama de quien hablo-, y como su noble nombre se ha comunicado por la costumbre a las demás ciencias, seguiré adelante con sus alabanzas.

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