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-Muchachas sinceras y de buen carácter realmente -dijo Mrs. Croft en tono de tranquilo elogio, con algo en la manera de hablar que hizo pensar a Ana que no consideraba a ninguna de las dos hermanas dignas de casarse con su hermano y de una familia muy respetable. No se podría encontrar mejores parientes... ¡Mi querido almirante, ese poste! ¡Nos vamos contra ese poste!
Pero, empuñando ella misma las riendas, evitó el peligro; más adelante evitó un surco y el caer bajo las ruedas de un coche grande; Ana, ligeramente divertida de la manera de conducir de ambos, unidos sobre las riendas, lo que también podía ser un símbolo de su unión en otros aspectos, se encontró tranquilamente de vuelta en su casa.
CAPITULO XI
Se acercaba el tiempo del regreso de Lady Russell. Ya estaba fijado el día. Ana deseaba unirse a ella tan pronto como volviera a establecerse, y pensaba en su próxima partida de Kellynch, preguntándose si su paz se vería amenazada por ello.
Estaría en la misma villa que el capitán Wentworth, sólo a una milla de distancia; frecuentarían la misma iglesia y, sin duda, se establecerían relaciones entre las dos familias. Eso estaba en contra de ella, pero, por otra parte, él pasaba tanto tiempo en Uppercross que el marcharse de allí era más bien como si lo dejara, en vez de aproximársele como en verdad ocurría. Por otra parte, en lo que a ella misma concernía, no podía evitar pensar que salía ganando al cambiar la compañía de María por la de Lady Russell.