Читать книгу Lecciones sobre la Analítica de lo sublime: (Kant, Crítica de la facultad de juzgar, § 23-29) онлайн

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Para dar cuenta de esta disposición, Kant introduce la noción de una facultad suplementaria –hasta aquí bastante descuidada, sobre todo bajo el aspecto «tautegórico»–, la simple capacidad de sentir placer o pesar. No tiene ya necesidad de estar relacionado con un «sujeto» sustancial como las otras facultades. Estas facultades no son, después de todo, en el pensamiento crítico, o no deben ser, otra cosa que conjuntos de condiciones que vuelven simplemente a priori juicios sintéticos. Una facultad puede reducirse, por su connotación lógica, a un grupo de proposiciones «primeras» que son las llamadas condiciones a priori: definición de objetos pensables, axiomas de síntesis que se pueden efectuar sobre ellos. Y lo que Kant llama el «territorio» o el «dominio» de la facultad sería lo que el lógico llama el dominio de aplicación del grupo de axiomas (mutatis mutandis…).

Lo «Subjetivo» determina siempre un estado del pensamiento (del «espíritu», si se quiere, pero el Gemüt del Gemützustand es más un modo sentimental que un Geist). El término «subjetivo» obliga a la crítica a preguntarse por lo que siente el pensamiento cuando piensa. Sobre lo que no puede no sentir en todos los casos, o como escribe Kant, en todas las «ocasiones». Entonces, si se puede hablar de la transitividad de la sensación a los usos del pensamiento, que no haya engaño: ella no es sino la insistencia de la sombra que porta sobre sí mismo tal pensamiento actual, y no la persistencia de un predicado sustancial vinculado a «el pensamiento». En la sensación, la facultad de juzgar juzga subjetivamente, es decir refleja el estado de placer o de pesar en que se siente el pensamiento actual. Esta característica casi elemental, en la que se apoyará la deducción de la universalidad subjetiva del gusto, resplandece en el juicio estético ya que en este caso el juicio no tiene ningún valor objetivo, y la facultad de juzgar, en efecto, no tiene que juzgar más que un estado de placer o de pesar, que es este juicio, ahora.

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