Читать книгу Lecciones sobre la Analítica de lo sublime: (Kant, Crítica de la facultad de juzgar, § 23-29) онлайн

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Ahora bien, el camino seguido por el pensamiento crítico no es ese. La Analítica de lo bello y la de lo sublime consisten ciertamente en la domiciliación exacta de estos dos juicios estéticos, en la circunscripción exclusiva de su legitimidad, la reflexión tautegórica. Pero ellos sólo lo logran con la ayuda del entendimiento. Se diría que el análisis de los juicios «reflexionantes» puramente tautegóricos (para el gusto, al menos) no puede tener «lugar», hay que decirlo, sin recurrir a los principios de legitimación descubiertos para los juicios determinantes en la primera Crítica. Un abrupto final parece así poner término al movimiento de la anamnesis reflexiva en el momento mismo en que, con el gusto, esta parecía deber revelar reflexivamente la intimidad de la reflexión. Parece que uno nunca debe saber más, de los títulos y los lugares de la síntesis reflexionante pura, que lo que de eso puede ser conocido en medio de los conceptos puros del entendimiento. Sin embargo, la Introducción no había declarado con respecto al gusto: «¿He aquí entonces un placer que, como todo placer o pesar no producidos por el concepto de la libertad […], no puede jamás ser captado a partir de conceptos como necesariamente ligados a la representación de un objeto, sino que siempre debe ser sólo reconocido por la percepción reflexionada como ligada a esta representación […]?» (37 t.m.; 28). La crítica, ¿no puede entonces hablar el lenguaje de esta «percepción reflexionada» sobre la cual todo indica que ella misma no termina de orientarse? ¿O bien esta «percepción reflexionada» no tiene lenguaje del todo, tampoco la voz del silencio? Lo que se juega aquí es la relación de la tautegoría con la categoría, de lo reflexionante puro con lo determinante.

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