Читать книгу Seguir soñando historia. Una nueva antología de relatos онлайн
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Fue imposible seguir, las carcajadas del faraón y sus escribas fueron bastante sonoras.
– Nada de lo que dices, escúchame bien hombre de Sumer, es algo que los egipcios hayamos importado de vuestras tierras. Nosotros hemos generado todo ello de forma autóctona.
– Lo siento mi señor si le he ofendido, como le decía es una transmisión que recibimos, pero lógicamente yo no he inventado nada.
– Me encantaría que mis escribas dialogaran con esos que dices os transmiten para que fueran conscientes de otro punto de vista. No obstante, ya me ha quedado claro lo que buscaba y veo que el debate sería estéril, ambos tenemos nuestra propia idea de creación de todo. A la espera de ver vuestra escritura, tómate un descanso, come algo y se bienvenido a mi morada.
Cuando llegaron las tablillas era ya de noche. El comerciante sumerio, acatando órdenes y ayudado por su esclavo que transportaba las tablillas, se acercó a la estancia donde el faraón reposaba tras la cena.
– Oh, ya estás aquí de nuevo, acércame esas tabillas – pidió el faraón-. Vaya, vaya – comentó tras verlas – diferente a la nuestra, escribís en forma de cuña lo que lo hace ilegible a los que estamos acostumbrados a escribir con pictogramas.