Читать книгу Seguir soñando historia. Una nueva antología de relatos онлайн

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– ¿Es cierto que eres hombre venido de tierras sumerias? – preguntó el faraón-

– Mi señor Keops, no le entiendo – contestó el comerciante – soy un sag-giga, el pueblo de las cabezas negras.

Un escriba se acercó al faraón y le susurró algo al oído. Este continuó hablando:

– Bueno sag-giga, sumerio… Es lo mismo. Pero dime, ¿por qué te refieres a mí como Keops? ¿Es una palabra de vuestro pueblo para realzar mi divinidad o grandeza?

– Antes de llegar a su reino, he estado comerciando en Creta, donde se referían a su señor como Keops. Pensé que era su nombre de gobernante.

– ¡Qué absurdo! ¡Keops! – reía el faraón a carcajadas – difícil de entonar y un nombre extraño para dejar huella en la posteridad. Recuerda y transmítelo a tu pueblo y a todos con los que comercies: Jufu, ese será mi nombre en los astros.

– Como usted quiera, mi señor Jufu. Igualmente es un placer estar ante su presencia, su grandeza es sabida en todos los puertos y rutas de comercio.

– Bien, gracias, pero basta ya de presentaciones y halagos. ¿Qué comercias en mi reino?

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