Читать книгу Seguir soñando historia. Una nueva antología de relatos онлайн

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La mujer, oyendo los gritos detrás, sonreía mientras ascendía a la cima. Sabía que no debía auxiliarle y que necesitaba estar colgado un buen rato de esa rama para sentir lo endeble que puede llegar a ser uno. Mientras, con firmeza y seguridad, la mujer llegaba a la cima para cerrar los ojos y dejarse bañar por la fuerte brisa que allí existía. Al abrirlos ya no divisiva al hombre ni a su hija, sólo veía un mundo maravilloso a sus pies. Un mundo por explorar. Entonces sintió que hacia él descendería tratando de ayudar a otros seres a encontrar su camino.

Ni el hombre, ni la mujer, ni su hija, son una persona por sí solas. El hombre es tu ego, la niña es tu envidia y la mujer tu conciencia. Y sí, la frágil rama, es la esperanza que, en realidad, no es tan endeble como a veces creemos.

SUmer Y Egipto

El faraón Jufu pidió que el comerciante sumerio, recién llegado a Egipto, se presentara ante él. Quería despejar de primera mano las dudas que sus escribas le habían ido presentando a lo largo de su vida. Llevaba meses pensando en ello y, en consecuencia, había pedido a sus soldados que estuvieran atentos y le trajeran a audiencia real al siguiente comerciante venido de Sumer.

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