Читать книгу ¿A dónde van las estrellas cuando mueren? онлайн

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Y no ha sido hasta que nos estábamos alejando de la costa cuando realmente he caído en la cuenta de que este no es un barco cualquiera, sino un puñetero barco pirata, ¡lleno de puñeteros y puñeteras piratas! Como un completo idiota, he subido al castillo de popa y me he acercado tímidamente a Carla para preguntarle si tendré que participar yo en los saqueos y en los abordajes y en todas esas cosas de piratas. ¿A quién se le ocurre? Lo dicho: solo a un idiota. Ella ha soltado una carcajada mientras azotaba su pata de palo contra el suelo de madera y me ha gritado:

—¡Bienvenido a bordo de la Rasalhague, bribón!

Está bien… pero ¿eso es un sí o un no?

Después me ha invitado a acompañarla a mirar por la borda y ha acariciado el barandal del barco mientras susurraba su nombre:

—Rasalhague…

Tras un rato en silencio me ha dicho, con su mirada fija en la costa:

—Despídete de tu tierra como lo haría una estrella de su constelación. —Volviéndose luego hacia mí—. Es lo que somos, ¿no?

Pues, ¿qué quieres que te diga? A mí como metáfora me ha parecido un poco raro. Supongo que eso de las estrellas me lo ha dicho porque pensaría que así me estaba hablando «en mi idioma»… Yo qué sé.

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