Читать книгу ¿A dónde van las estrellas cuando mueren? онлайн

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Sin embargo, aun siendo niño durante toda una vida, uno corre el riesgo de olvidarlo todo si crece, como temo que me pasará a mí si algún día bajo de este barco, lo que me lleva de forma inevitable a la segunda manera.

La segunda manera, pues, es ser de mayor algo que se llama astrofísico.

Pero hay que andarse con ojo, porque se trata de una de esas palabras raras, como… anacrusa, por ejemplo; una de esas palabras que cuando la gente las escucha responde con caras aún más raras: como si de la noche a la mañana te hubieras convertido en un monstruoso insecto, como en un cuento que leí una vez, o con esa admiración burlesca que no resulta menos incómoda… Y aunque para llegar a ser astrofísico es un requisito indispensable aprender que las estrellas nacen, crecen, mueren y se reproducen, aun así, son pocos los que consiguen llegar a aprehenderlo de verdad, con hache intercalada; y esto significa asimilarlo como algo real, algo que te acompaña cada noche cuando miras el cielo, poder interiorizarlo y hacerlo propio, creértelo de corazón.

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