Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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La guardia colonial era esencial para los españoles, puesto que había que asegurar el orden. Un orden que hiciera posible en la colonia la economía de botín (aunque es más bonita la expresión economía de rapiña). Garantizarlo con soldados peninsulares resultaba excesivamente caro. Además se morían demasiado pronto. Al igual que otros territorios africanos, el golfo de Guinea se transformaba poco a poco en un paraíso para codiciosos. Y ya se sabe, disponemos de la riqueza suficiente para atender las necesidades de todos, pero no para la codicia de todos.

Los claretianos mientras tanto habían conseguido llevar hasta Santa Isabel una imprenta. Un inciso. Iba a escribir traer, lo que incorpora el punto de vista del autor. Si digo traer una imprenta estoy dando importancia a la posición desde la que escribo -Malabo-, pero en cambio si escojo llevar una imprenta priorizo el lugar del posible lector, que seguramente será otro. ¿A quién debe primarse? ¿al autor o al lector…?

Se elija lo que se elija, en 1904 los claretianos comenzaron a editar La Guinea Española, que -a excepción de un paréntesis en la posguerra- se publicará ininterrumpidamente hasta la independencia. En esos años había empezado también a imprimirse el BOC (que era el BOE local, el Boletín Oficial de la Colonia).

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