Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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Hoy existe en Madrid una armería cerca de Moncloa (Soldiers, se llama) en la que venden salacots auténticos. Para nostálgicos. Dr. Livingstone, supongo. El modelo de salacot colonial español (como el del madelman) y también el británico. Más bonito. Se trata de un complemento vistoso que he encontrado más de una vez como adorno en casas de diplomáticos y de espías destinados en Malabo. Curioso. Es sorprendente que no lo exhiban al lado de una casulla.

Regía en aquella época en la colonia una confusa mezcla de poder político, económico, militar y religioso. Había mucha legislación, pero nada -o apenas nada, por no ser tan categórico- se cumplía. El libro de historia de 1º de bachillerato que se estudia hoy en las escuelas ecuatoguineanas informa a los alumnos de que entre 1865 y 1910 pasaron por el cargo nada menos que 69 gobernadores generales.102 Parece evidente que el poder religioso -los obispos apenas se sucedían- fue mucho más estable que el civil. Hasta que llegó Barrera y mandó parar.

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