Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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Desarbolada, España se descubría a sí misma como una metrópoli lamentable, incapaz de colonizar. Un escritor escribirá -que es lo que hacen- sobre nuestras colonias: todos los colonizadores han sido siempre unos recién llegados. Los que han ido allí han sido ranas o dictadorzuelos,97 y Joaquín Costa el regenerador hablará de ´colonia de juguete´. Publicó un artículo en El Español (ojo al nombre, porque Pedro Jota le ha puesto el mismo a su diario digital) titulado Con escrúpulos no se puede ser potencia colonial.

Aun así, los territorios africanos -Marruecos, Fernando Poo y Río Muni- cobraban de pronto cierta importancia. Importancia a todas luces insuficiente en el caso del golfo de Guinea, y es que dentro del escaso interés que España le ha prestado siempre a África la prioridad que apuntaba era Marruecos.

En 1899 el Hijo del Inmaculado Corazón de María -es decir, el claretiano- Lluis Sagarra (que no era arquitecto, ni nada parecido) se embarcaba en la empresa un tanto quijotesca de levantar en Santa Isabel una catedral neogótica. Le había enseñado los planos a Gaudí y éste lo había animado con ellos. Está publicado en La Vanguardia. Aquel año Gustave Eiffel construía su famosa torre-mecano para la Exposición Universal de París. El Marqués de Comillas, un esclavista catalán, contribuía para su construcción (a la de la catedral, no a la de la torre Eiffel) con 21.000 pesetas. En aquel momento no eran pocas.98

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