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A veces el problema reside en la obediencia. De nuevo la relación con el Poder. En Paraguay tuve que visitar un albergue que la cooperación española había construido para que las embarazadas de una zona rural pudieran alojarse los últimos días antes del parto en las proximidades del hospital. Pues el registro administrativo preguntaba meticulosamente por la edad y el sexo de todas las parturientas. Claro, varones salían poquísimos. Lo que me sorprendió no fue la tontería en sí, sino que una vez establecida la columna en el cuadro nadie dejara de rellenarla.

Tengo otra anécdota divertida -en Angola- que ilustra también la sumisión a instrucciones estúpidas. Me habían encargado tomar fotos de un quirófano equipado por la cooperación y cuando fui a hacerlo me obligaron a ponerme una mascarilla, bata, guantes, gorro de plástico y patucos desechables. Cuando entré me encontré el ruido incómodo de un taladro, una espesa nube de polvo …y a dos operarios vestidos como yo, de astronautas, que estaban abriendo un agujero en un muro para instalar un aparato de aire acondicionado. Es decir, alguien había dado orden de que al quirófano había que entrar profilácticamente vestido y daba lo mismo que fueras a operar de cataratas que a derribar un tabique.

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