Читать книгу El fascista estrafalario. Volumen II онлайн

113 страница из 123

Para intentar ser justos hay que señalar que, si bien comenzaban a asomarse los fascismos, eso no significa que en aquel momento fueran conocidas sus consecuencias. Había en ese sentido una cierta ´inocencia histórica´ que puede ser argumentada como atenuante respecto a la preparación cultural de un camino que acabaría conduciendo a los campos de concentración y al horror de sus hornos crematorios. Algo que desde luego no es aplicable hoy en día a quien se permita banalizar imprudente sobre ciertas ideas.

Giménez Caballero se refiere a aquel momento:

…al principio teníamos una gran confusión ideológica, pero estábamos todos de acuerdo a la hora de aborrecer la vieja política liberalona del tipo de Romanones.120

La Gaceta Literaria, entre otros muchos méritos, ofreció los primeros extractos del Ulises, no solo homenajeó a Luis de Góngora en el aniversario de su muerte121 -le dedicó un número entero- , también celebró el centenario de Tolstoi, publicó números antológicos sobre cine o sobre Unamuno -al regreso de su destierro y con ocasión de la publicación de San Manuel Bueno, mártir-, tuvo una sección denominada Obreros y literatura -algo extraordinariamente infrecuente- o acompañó el retorno a España de los restos de Ángel Ganivet, el autor de Idearium español que se había suicidado en Finlandia.

Правообладателям