Читать книгу El fascista estrafalario. Volumen II онлайн

115 страница из 123

Su publicación provocó un terremoto al interior de la revista.

Son muy pocos los colaboradores que ven con simpatía la deriva ideológica que está tomando La Gaceta y en el número siguiente se publica una nota tomado distancia y aclarando que Giménez Caballero había expresado sus opiniones personales como un articulista más, sin ningún ánimo editorial.

Sin embargo las cosas estaban comenzando ya a precipitarse. En un alarde lírico, Giménez Caballero describe a los poetas como nubes cargadas de tormentas -y vaya si vendrían las tormentas-. Lo cierto es que los poetas se anticiparon de alguna manera a los políticos, dándole una vez más la razón a Antonio Gramsci -quien en ese momento estaba ya en la cárcel- y a su ´guerra de posiciones´.

Hay un episodio muy conocido -el que más, sin duda, porque ha sido contado muchas veces- que refleja el ambiente que llegó a vivirse al interior de la revista. Fue como un preludio de lo que más tarde sucedería en el conjunto de la sociedad española. La versión que dio de él Giménez Caballero en sus memorias es ésta:

Правообладателям