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Creo que no hay consenso sobre si el propio Miguel Hernández fue el autor del poema, aunque todo parece apuntar a que sí. Lo que es seguro es que se gestó en aquellas ´clases´ impartidas en circunstancias tan extremas.

Él no fue el único poeta conocido que pasó por el penal. En 1944 llevaron también a Marcos Ana, quien más tarde referiría: …en el penal de Ocaña conocí lo más duro para un condenado a muerte, la soledad.

Diecisiete disparos

taladraron la mañana

y fueron en nuestros pechos

otras tantas puñaladas.

Los pájaros lugareños

que sus plumas alisaban

se escondieron en los nidos,

suspendiendo su alborada.

La luna lo veía y se tapaba

por no fijar su mirada;

en el libro, en la cruz

y en la ´star´ ya descargada.

¡Más negro, más, que la noche,

menos negro que su alma,

el cura verdugo de Ocaña!

Una referencia más. La última. Más reciente. El 1º de julio de 2003 un soldado asesinó en Guinea Ecuatorial a una chica de Ocaña que había ido a colaborar con unas monjas misioneras durante sus vacaciones de verano. Se llamaba Isabel Sánchez Torralba y tenía 22 años.81

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