Читать книгу Cada quién su cuento онлайн

9 страница из 18

Te empeñabas tanto en que dijera bien las palabras; tanta preocupación por lo que fueran a decir las tías: “Que, si estabas criando un pocho, un flojo, un bueno para nada” Esas tías que no conozco más que por su voz entrecortada a través del teléfono; siempre me obligabas a saludarlas en español. Sinceramente no entendía ni la mitad de lo que decían, hablaban tan rápido, con tanta palabra rara. Yo te rogaba que me dejaras ir a jugar con mis amigos, pero tú insistías que ésa era mi familia, que aquí nomás estábamos de paso, que pronto volveríamos e iba a conocer cientos de primos. Siempre me advertías con ese dedo acusador que más me valía darme a entender correctamente.

Cómo te enorgullecías contándome la historia del abuelo quien fue, por muchos años, el único profesor en el pueblo y como, aun siendo una ranchería tan pequeña, sus alumnos ganaron por tres años consecutivos el concurso estatal de oratoria. El pueblo quería tanto al abuelo que, cuando dejó de recibir por meses el cheque que mandaba el gobierno, sobrevivieron de la milpa y una que otra gallina que le regalaban con tal de que siguiera dando clases; hasta que un día mandaron a un maestro recién egresado de la normal. A tu Apá lo invitaron a retirarse para dar paso a la nueva generación, así que no te quedó de otra que venirte al Norte para ayudar con los gastos.

Правообладателям