Читать книгу Las formas del árbol. 300 años de democracia en Chile онлайн
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Uno de los precursores de la democracia moderna fue John Locke, quien -en la segunda mitad del siglo XVII- reflexionó sobre la libertad e igualdad de las personas y contra el despotismo de la monarquía imperante. Fue uno de los primeros en hablar de un contrato social que las personas pueden convenir, de manera libre y voluntaria, para alcanzar una convivencia “cómoda, segura y pacífica”. En su Segundo tratado sobre el gobierno civil dice: “Los hombres son libres, iguales e independientes por naturaleza y ninguno de ellos puede ser arrancado de esa situación y sometido al poder político de otros, sin que medie su consentimiento”. Conforme a ello concluye que tal consentimiento “se otorga mediante un convenio hecho con otros hombres para juntarse e integrarse en una comunidad destinada a permitirles una vida cómoda, segura y pacífica de unos con otros, en el tranquilo disfrute de sus bienes propios y una salvaguarda contra cualquiera que no pertenezca a esa comunidad”.12 Ferviente partidario de la lucha de los whigs (liberales) contra los tories (conservadores) y contra del despótico rey Jacobo II, Locke fue uno de los inspiradores de la Revolución Gloriosa en Inglaterra. De hecho, retornó de su exilio en Holanda, luego que el déspota fuese reemplazado por Guillermo de Orange (1689). Luego, las reflexiones de Locke formaron parte de las propuestas de los filósofos e intelectuales del continente europeo que en el siglo siguiente dieron paso al Siglo de las Luces y, desde luego, a los cambios políticos y sociales que se desataron a partir de entonces.