Читать книгу Dimelo cantando онлайн

53 страница из 120

Media hora después, se abre la puerta. Sam está en Newcastle y Blake se ha ido a trabajar, por lo que no me sorprende que sea Finn quien entra en el salón.

—Eh —saluda, quitándose la chaqueta.

Mason se concentra en su teléfono. A mí hacer el vacío no se me da tan bien.

—Hola —respondo.

—¿No vais a preguntarme dónde he estado?

—¿Y a nosotros qué coño nos importa? —gruñe Mason.

Si a Finn le afecta su tono hostil, lo disimula bien. Suspira dramáticamente.

—Una pena. Holland os envía saludos.

Me da un vuelco el corazón.

Mason parece tan sorprendido como yo. Pestañea y, como si creyera que poseo todas las respuestas, se vuelve hacia mí.

—¿Holland?

—Holland —confirma Finn alegremente. Señala a Mason con la cabeza, mirándome—. Vamos, no me digas que no se lo has contado.

—¿Contarme qué?

—Anoche vio a Holland. En el pub. Era la chica a la que libramos de ese capullo. —Alterna la mirada entre nosotros y hace una mueca—. Vaya, ¿en serio no sabía nada? Qué incómodo.

Así que no fueron imaginaciones mías. Realmente, era ella.

Правообладателям