Читать книгу Por encima del mundo онлайн
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Ella había pedido un cuarto separado en la recepción.
—Lo que realmente necesito es dormir —le dijo al doctor Slade—. Anoche no dormí.
Sabiendo que ya había dicho esto, estaba a punto de explicar con más detalles. Pero él habló antes:
—Claro. Naturalmente.
Cuando los botones los llevaron a la habitación de la señora Slade, ella fue hasta la ventana, la abrió y miró hacia abajo, la copa de los árboles en la oscura calle. Se puso a escuchar.
—Hay un silencio sublime —dijo.
Se acostó en la cama, sintiéndose a gusto con el aire seco y frío que entraba por la ventana. Todavía no tenía sueño; supuso que se debía a la altura. Era una delicia estar allí tendida simplemente, sin moverse, y sentirse bien. El cuarto silencioso y la cama suave la relajaban; y además era un lujo sentirse segura y estar sola. Se durmió poco antes del amanecer.
El doctor Slade se despertó y telefoneó al piso de abajo para pedir el desayuno. En el baño, se echó agua fría en la cara, alcanzó una toalla, y después de secarse vigorosamente, salió al balconcito de su ventana. La ciudad brillaba bajo la fuerte luz del sol, y las cumbres de los montes parecían absurdamente cercanas. Sus ojos bajaron por las laderas hacia las regiones cubiertas de árboles, las cumbres menores, el vasto y detallado paisaje de colinas y valles aún más abajo.