Читать книгу Estudios sobre la psicosis. Nueva edición reescrita y ampliada онлайн
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Los años que siguieron a los crímenes, Wagner continuó atormentado por alusiones mientras seguía entregado a la redacción de sus obras dramáticas, hasta que en 1923 comenzó a desarrollar, ahora sí, un auténtico delirio persecutorio que le ocupó hasta 1938, año en el que murió. A raíz del estreno en Stuttgart de la obra Schweiger, del dramaturgo judío F. Werfel, noticia de la que se enteró por la prensa local, Wagner albergó la certeza de haber sido plagiado. Tras haber localizado un perseguidor exterior, comenzó a recrear un delirio que fue paulatinamente adquiriendo una forma cada vez más reivindicativa y grandiosa, tarea cuya realización requería continuar sus desempeños como escritor de obras dramáticas. De manera que el antaño maestro titular de escuela dominado por la certeza sobre la pulsión, aquél que otrora se había empeñado en erradicar de la faz de la tierra a la «estirpe degenerada de los Wagner», habíase transmutado a causa del delirio en un escritor que se reconocía como uno de los más insignes literatos alemanes, alguien que había cifrado su destino en la purificación de la lengua alemana de las nefandas influencias judías. Y, en efecto, el trabajo delirante le procuró una estabilización que también Gaupp supo apreciar («Krankheit und Tod des paranoischen Massenmörders Hauptlehrer Wagner. Eine Epikrise», 1938): «Sólo eso le mantenía en pie y en lucha por su prestigio literario, el cual creía amenazado. Así encontraba su contenido vital y la posibilidad espiritual de olvidar sus actos criminales o al menos reprimirlos».