Читать книгу Estudios sobre la psicosis. Nueva edición reescrita y ampliada онлайн

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De acuerdo con lo expresado en su Autobiografía, Wagner sólo encontró dos salidas al tormento autorreferencial: suicidarse o borrar de la faz de la tierra a su linaje y a los lugareños del pueblo en el que comenzó a frecuentar los establos después de echarse unas cuantas jarras de cerveza al coleto. Dada su «cobardía» para darse muerte —él mismo lo reconoció—, comenzó a sistematizar, a planificar minuciosamente la segunda opción, tras la cual, eso sí, se suicidaría. Mientras se dedicó a maquinar todos y cada uno de los detalles de su sangrienta venganza, consiguió posponer su ejecución, seguramente porque logró concentrar su goce en la concienzuda planificación y en la redacción de su Autobiografía. Una vez que puso el punto y final, con una frialdad estremecedora realizó el sangriento acto al que calificó como «la obra de mi vida». Pero, insisto, según mi opinión no cabe calificar de «formación delirante sistemática» (systematische Wahnbildung) —como propuso Gaupp— todo ese proceso previo al paso al acto; más bien, forzando mucho los términos, parece más oportuno considerarlo una sistematización del acto criminal, experiencia en la cual el síntoma esencial de su paranoia consistió en la krankhafte Eigenbeziehung (autorreferencia enfermiza), según la terminología de Neisser. De manera que, si no entiendo mal, el paso al acto se produjo en este caso por una falta o inconsistencia del trabajo delirante y no como una consecuencia de éste. Si afirmo esto es por todo cuanto después sucedió, amén de por el hecho harto conocido de la posposición o derivación asintótica que procuran muchas sistematizaciones delirantes bien trabajadas.

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