Читать книгу Estudios sobre la psicosis. Nueva edición reescrita y ampliada онлайн

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Desde Zenón y Crisipo, pasando por Panecio y Posidonio, hasta llegar a Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, la corriente estoica desarrolló un corpus teórico sobre el deseo, la ética y la responsabilidad mucho más acabado que las otras dos corrientes. Sus ideólogos tendieron grosso modo a establecer propuestas concretas para atemperar las pasiones y aspiraron a proporcionar una eudaimonía a las personas y otra generalizable al conjunto de la sociedad. Si excluimos quizás al llamado estoicismo medio, más ecléctico, esta corriente se caracterizó por posiciones bastante radicales, como muestra la siguiente afirmación de Epicteto: «Aniquila por completo el deseo, al menos en el momento presente. Y es que si deseas algo de lo que no depende de nosotros, por fuerza serás infortunado; y si algo de lo que depende de nosotros, aún no tienes a tu disposición nada de cuanto sería hermoso que desearas; así que usa solamente el impulso y la repulsión, pero con suavidad, de manera excepcional y sin tensiones»32. La contundente renuncia de la doctrina estoica manifestada por Epicteto, el esclavo que se mantuvo impasible mientras le quebraban una pierna —de ser cierto lo narrado por Celso33—, hace que hoy día vinculemos algunas de las hazañas estoicas al masoquismo; en palabras de Lacan: la «práctica de un masoquismo politizado»34.

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