Читать книгу Origenes del Cristianismo онлайн

50 страница из 82

Consagrado a los Dioses Manes, Marco Calpunio Lucio, Decurión. Tú, cualquiera que seas a quien interesa mi desgracia y vengas a visitarme en este sepulcro, párate un poco a compadecer con lágrimas mi suerte inicua. Perdí un padre cariñoso y vine al sepulcro cuando solo contaba con 26 años, 6 meses y 8 días. Aquí estoy enterrado dejando a mi infeliz padre. Mi desgraciada madre, golpeando los pechos con sus manos, y mi triste hermana me acompañan ambas con sus llantos. Mi casta esposa queda abandonada con un hijo pequeño, quedando casta madre viuda. Ya mi vida concluyó para siempre. ¿Quién honrara nuestro túmulo? Mi cuerpo está depositado en lo profundo de esta fosa. Vosotros, padres piadosos, y vosotros que peregrináis por el mundo, sabed que aquí estoy sepultado y descanso con toda quietud. Séate la tierra leve.

A continuación les muestro la fotografía (figura 2) que tomé del monumento; mi esposa aparece en primer plano, justo cuando le había pedido que leyera este interesante epitafio.

Правообладателям