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Luego los romanos le nombraron deidad, con el nombre de Quirino, y le hicieron un templo en la colina llamada Quirinale. Así, con entusiasmo, Roma abrazó la divinidad del hombre como dios divino. A partir de entonces, los romanos tuvieron un trío de dioses: Júpiter, Marte y Quirino. Ellos tres vivieron en el corazón de la antigua Roma, no como una mitología sino como verdaderos dioses en los que confiaba y creía la gente.

El nombre de Quirino no surgió con Rómulo. Según los historiadores, Quirino venía ya desde los tiempos romanos antiguos; así, una vez más, nos encontramos con la asimilación de formas antiguas de creencias, mezcladas con otras nuevas, es decir, el sincretismo.

Como muchos historiadores dicen, y aun el mismo Livy afirma, Rómulo fue muerto por los senadores por ser un rey malo, pero la gente lo hizo dios. Esa creencia les trajo paz y no una revolución en la ciudad, por el hecho de haber matado a Rómulo. Así, se concluye que muy posiblemente Rómulo no nació del dios Marte, ni que Marte tuvo relaciones con una virgen. Fue más importante salvar una ciudad que decir la verdad.

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