Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

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—Ya es suficiente —le hizo notar ella.

—Que tengas buen viaje, hija —resumió John. La besó en la mejilla, aunque sin tanta efusividad, procurando mantener su porte serio y poco demostrativo en todo momento.

—Gracias, papá. Y ahora iros —les solicitó—, que no me gustan las despedidas.

Emily volvió a darles un beso a cada uno y, sin mirar atrás, se dirigió hacia el puesto de control de seguridad. Al llegar, vio que ya había varias personas esperando antes del escáner. Aprovechó ese tiempo para repasar mentalmente lo que llevaba puesto, comprobando que no tenía nada metálico encima que pudiera hacer sonar la alarma. Después pensó en su bolso de mano; no llevaba líquidos ni objetos afilados, así que estaba segura de que superaría el control sin inconvenientes.

La fila fue avanzando al ritmo de las manecillas del reloj y la adrenalina volvió a recorrerle el cuerpo.

Avanzó unos pasos más, pero se giró porque había visto por el rabillo del ojo como alguien se acercaba a la carrera. Se paró en seco, e incluso se quedó sin aliento, al ver que se trataba de Kyle.

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