Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

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—¡Te llamaré todos los días! —la voz de Kyle sonó con tanta pasión que la hizo vibrar—. Y cuando no quieras hablar conmigo, no hace falta que descuelgues el teléfono. Te prometo que no insistiré.

—No te preocupes, te contestaré todos los días. Aunque deberías dejar que te llame yo de vez en cuando, si no, te gastarás una fortuna —bromeó, a lo que ambos rieron.

—Pero ¿en qué planeta vives? ¿Es que no sabes que, con una buena conexión a internet, podemos hablar sin tener que pagar nada? Seguro que en el hotel tienen wifi.

—¡Tienes razón! Aunque te prometo que seré yo quien llame —le aseguró Emily. Deseaba seguir hablando con Kyle como lo habían hecho días atrás, sin embargo, su familia la esperaba en el comedor. Además, debía irse a dormir ya si quería levantarse con energías renovadas; anticipaba que sería un día duro—. Tengo que dejarte—le dijo en contra de su voluntad.

Después de un suspiro, él le pidió:

—Por favor, avísame cuando llegues a Marruecos.

—Te avisaré cuando me instale en el hotel de Tánger, cuando ya haya pasado por todo el trajín del viaje.

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