Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

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—Dice mamá que te vas a beber el té frío —indicó su hermano.

—Ahora voy —aseguró ella. Justin la observó durante unos segundos antes de asentir con la cabeza e irse, aunque no cerró la puerta.

Milly suspiró.

—Tengo que colgar.

—Sí, lo sé. Ese era Justin, ¿verdad?

—Sí. Han venido todos para despedirse.

Kyle se guardó para sí que a él también le hubiese gustado verla antes de que se marchase. Descartó enseguida ir a su casa, ya que los Evans no querían saber nada de él, sobre todo Justin.

Se lo había dejado muy claro hacía dieciséis años: «Si vuelves a acercarte a mi hermana, te romperé hasta el alma». No es que Kyle le tuviera miedo, solo que no quería causarle un disgusto y mucho menos estresarla cuando estaba a punto de coger un avión. Pedirle que se vieran fuera tampoco era una opción inteligente; ella se negaría a dejar a su familia cuando se habían tomado la molestia de ir a verla.

—¿Puedo seguir llamándote aunque estés de viaje? —le preguntó.

—Me encantaría que lo hicieras —confesó Emily—. Así podré compartir contigo todo lo que descubra.

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