Читать книгу Transpersonalismo y decolonialidad. Espiritualidad, chamanismo y modernidad онлайн

76 страница из 95

Al tomar la performance en serio, afirma Diana Taylor (2015), como un sistema de aprendizaje, almacenamiento y transmisión del saber, se permite ampliar aquello que entendemos por “conocimiento” y desafiar la preponderancia de la escritura en la epistemología occidental.

La expresión corporalizada ha participado en la transmisión de conocimiento social, memoria e identidad pre o posescrituraria. Por lo tanto, se hace imperioso tanto en estudios latinoamericanos como africanos descentrar el papel histórico de la escritura, introducida por la conquista como hegemónica, instrumento de poder y jerarquización colonial. Las grandes civilizaciones precolombinas tenían escrituras de pictogramas, jeroglíficos o nudos, pero esta nunca reemplazó a la enunciación performada. La escritura (un privilegio de pocos especialistas) era un estímulo a la performance, una ayuda mnemónica. En Mesoamérica hubo especialistas en escribir y pintar códices, pero también especialistas en exponer, memorizar a través de performances corporalizadas el contenido de dichos libros. Danzas rituales, funerales, códigos de colores, recitaciones sagradas son otras tantas formas de conocimiento mediante componentes no escritos. De este modo, a partir de la modernidad/colonialismo se da una escisión entre la hegemonía de la escritura y el archivo (mediante un material supuestamente considerado más duradero: textos, documentos, edificios, huesos) y un repertorio (prácticas corporalizadas, habla, danza, ritual, deporte, gestos, cantos, movimientos) que también permiten rastrear tradiciones e influencias, dejar y encontrar un sentido intacto, y –como ya hemos dicho– también generan, registran y transmiten conocimiento, trascendiendo límites espacio-temporales. El Occidente moderno ha hegemonizado la idea de que solo la escritura es igual a memoria y saber. Sin embargo, el repertorio amplía el archivo tradicional… en realidad ambos interactúan y pueden estar mezclados, pero la academia occidental relega el repertorio a un mero conjunto del pasado, siendo supuestamente mucho más eficaz el archivo en separar “conocimiento” de “conocedor” en tiempo y espacio. El historiador haitiano Michel-Rolph Trouillot, autor de la insoslayable Silenciando el pasado: el poder y la producción de la historia–, también ha cuestionado este “poder del archivo” (usado como poder colonial dentro de un paradigma moderno), proponiendo adoptar nuevas fuentes históricas –imágenes, ritmos, oralidades y corporalidades– como actos vitales de transferencia de expresiones y pensamiento simbólico.

Правообладателям