Читать книгу Transpersonalismo y decolonialidad. Espiritualidad, chamanismo y modernidad онлайн

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El segundo ejemplo es el relato de Henry Stanley en 1890 durante la colonización del Congo, donde describe a los africanos emboscados como monos y leopardos en árboles y plantas, y enroscados como serpientes en el suelo. Los animales son portadores de astucia y el invasor blanco distinguió claramente la metáfora visual y las performances de los defensores de su territorio, en cuya cosmovisión no había diferencia entre cuerpos, saberes, naturaleza y cultura:

El 18 de diciembre, para cúmulo de nuestras desgracias, estos caníbales intentaron con gran esfuerzo destruirnos, unos encaramados a las ramas de los árboles más altos que dominaban la aldea de Vinja Ndjara, otros emboscados como leopardos entre las plantas o enroscados como serpientes en las cañas de azúcar. (Stanley, 1890, citado por Ki-Zerbo, 2002: 83)

La descripción y el año son datos excepcionales, ya que se trata de la segunda fase de colonización mundial, cuando se expande el mundo eurooccidental especialmente sobre África. En 1885 se reúne la Conferencia de Berlín, donde las potencias europeas frente a un mapa de África se reparten tajadas de territorios y se comprometen a tomar efectiva posesión de las tierras arrancadas y adjudicadas en un plazo de cinco años. El famoso e inicuo rey belga Leopoldo II contrató al explorador Henry Stanley para que se apropiase del Congo. Estamos justo al término del plazo aludido, 1890, y la crónica muestra en todo su rigor la confrontación entre las dos visiones: la europea, que ya había separado naturaleza y cultura, mente y materia, por lo menos hacía 250 años, y la africana, donde aún continuaba la visión de integralidad cósmica. Los animales son imitados en cuanto símbolos naturales de diferentes sagacidades, virtudes y ardides, para los africanos de aquella época. Stanley percibió nítidamente que de algún modo emulaban a los monos en los arboles más altos, repetían las técnicas observadas en los leopardos tras las plantas, se escondían reptando como serpientes entre los cañaverales. Un auténtico enfrentamiento abismal entre el mundo europeo y el africano.

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