Читать книгу Transpersonalismo y decolonialidad. Espiritualidad, chamanismo y modernidad онлайн

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Los cuerpos negros caracterizan un “sentir-vivir el mundo” como un auténtico repertorio vivo de memorias sin fronteras, dado que, a diferencia de la modernidad occidental y su razón iluminista, letrada, incorpórea, separada del cuerpo, abstracta, conceptual, que parcializa conocimiento y sospecha de la emoción, los sentidos y la subjetividad, no hay en el conocimiento tradicional una fragmentación entre cosmología, cuerpo y cultura. No existe la dicotomía de la modernidad (expandida mediante el colonialismo) entre naturaleza y cultura, cuerpo y saberes, arte y vida. El humano está integrado al reino de lo vegetal, animal, mineral y cosmos. Por tanto, los cuerpos comunitarios (distintos del individuo) pueden expresar saberes en forma de performances que también son comunitarias, creando redes de comunicación orales, a lo cual podemos llamar “razón sensorial”, dado que involucra visión, audición, olfato, vocalidad y tacto en forma sincrónica. Las filosofías africanas y de la diáspora afroamericana, como también las indoamericanas, poseen una prominencia de lo comunitario sobre lo individual, un equilibrio donde el individuo es por y para la comunidad: “Yo soy porque nosotros somos y viceversa”, y la dramatización es un soporte pedagógico adaptado a un contexto oral. La noción de persona tampoco puede disociarse de la palabra, ni de la cosmovisión o la divinidad. Las performances transmiten saberes y memorias corporales mediante una escritura coreográfica de cuerpos que sostienen historias inscriptas en los propios cuerpos y sus sentidos.

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