Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
29 страница из 173
A esta vecina que vivía cerca de nuestra casa, le pedí que nos ayudara, gracias a ella que vino a por nosotros y nos llevó a casa, no se pasó a mayores. Ese día también lloré mucho, porque había dejado a mi madre sola y fueron unos días de mucha incertidumbre porque no sabíamos nada de ella, nuestro negocio llevaba mucho sin abrir y la competencia afloro al ver tal oportunidad. Un día caminando hacia casa, veo que mi madre se está bajando de un autobús, pálida, ojerosa, delgada, pero con su panza grande.
Mi madre lo único que hacía era comer y podía hacerlo porque mi hermana y yo nos encargábamos de pedir a los vecinos que nos dieran lo que pudiesen. Un día me senté al lado de mi madre y le dije que ya era suficiente, que debía seguir adelante y superarlo, porque debíamos luchar por esos dos bebés que venían en camino y no era tiempo de parar. Esas palabras, mi madre las escuchó, se puso de pie y nos reorganizamos para poder seguir trabajando con la venta de las arepas hasta que no pudiese más.