Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн

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Cuando mamá la localizó, nos invitó a su apartamento, allí pasamos todo el día, sin duda fue un día especial, ella se encargó de que estuviésemos bien atendidos. Leidy le propuso trabajar en su casa y mi madre sin dudar aceptó, así que dejé el trabajo en Sameco y empezó a irnos bien en casa.

Mi madre trabajaba y ganaba un buen salario, mientras mi hermana y yo nos dedicábamos a estudiar y a ayudar en casa para que todo marchase bien. Yo en especial le pedía a mi madre que me llevara los fines de semana a trabajar con ella, pues me encantaba estar en ese apartamento y escapar de mi realidad.

Un día mi madre nos llamó al teléfono de Mariela, que era nuestra vecina y nos dijo que alistáramos* ropa y tomáramos un taxi hacia Sameco, porque Leidy nos había invitado a su chalet del Lago Calima y pasaba por Sameco a buscarnos.

Mi hermana y yo, no sabíamos bien qué era el lago Calima, así que alistamos* ropa sencilla y nos fuimos vestidos como si fuésemos a ir a un río, al llegar, mi madre y Leidy nos regañaron porque parecíamos gamines*, a Leidy le dio vergüenza que esos cuatro niños pobres se subiesen a su gran camioneta Ford, ya que por donde ella pasaba, todos la admiraban, por su porte elegante y por su belleza, también por sus joyas, que le hacían más sorprendente y sobre todo su ternura que hacía que la amaras.


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