Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
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Ese día sentí tanto odio, yo siempre la había respetado e incluso la trataba muy cariñosamente, como si de una flor se tratase, era una chica dulce que no era de calle. Pero ese día me di cuenta de que solo era fachada, era igual o peor que otra cualquiera, así que salí de la fiesta y fui a buscar a la prima de mi amigo Diego, que siempre estuvo enamorada de mí. Ella pudo ver en mí tanta rabia, que me pidió un beso y que ella misma le pegaría a Ximena para que me respetara. Pero yo antes le dije, que cuando terminara de pegarle le dijera: “Esto va de parte de Sam, por ser una perra”, porque estaba deseando que sintiera mi rabia.
Esa noche tuve que ir al farallón y dejar que la prima de Diego me besase y hasta tuve que dejar que me hiciera una mamada, ya que estaba en sus manos, sentí asco porque no me gustaba nada, pero la complací para que hiciese lo que yo no podía hacer, así que nada más acabar, la llevé cerca de la fiesta y me quedé en la oscuridad, viendo como le pegaba a Ximena y como habíamos acordado, le dio mi mensaje.