Читать книгу Entre tantos otros del montón. (Incoherencias inconexas) онлайн

6 страница из 17

CT: ¿Alguna vez te han pedido cosas ridículas o algo así como descabellado? Bueno, digo, si se puede contar, después de todo solo son las ilusiones del pueblo, ¿no?

GC: A veces hay gente que se acerca a pedir cosas muy ridículas. Me he encontrado largas jornadas concentrado, deseando auto nuevo, volverme rico o la compañía de un fornido hombre de tez oscura (este último fue el más hilarante, viniendo de un hombre de setenta años bien añejados y con distinción). Todo esto se cumplió al cabo de unos meses, y la gente estaba feliz con sus resultados. Esto no es un milagro ni una paradoja; como siempre pensé, esto es la prueba fehaciente de que la ley de atracción no se siente atraída por mí, pero que quiere que la note menearse bien de cerca.

CT: ¿Cómo fue que conociste a tu esposa? Me imagino que no estabas ni deseando ni esperando conocer a nadie, ¿verdad?

GC: No (ríe con una carcajada corta). Bueno, yo trabajaba de limpiar fosas sépticas, en ese entonces no era consciente de mi don, y conseguí el trabajo menos deseado, por mí, al menos. Lentamente, me fui quedando solo, haciendo el trabajo que hacíamos entre tres: uno se ganó la lotería y el otro consiguió trabajo como cantante, y eso que ni cantaba ni nada.

Правообладателям