Читать книгу Las bases del yoga. El origen del hatha-yoga, los nathas, y su expansión en Occidente онлайн
54 страница из 102
oṃ saha nāvavatu saha nau bhunaktu saha vīryaṃ karavāvahai tejasvi nāvadhītam-astu mā vidviṣāvahai oṃ śāntiḥ śāntiḥ śāntiḥ
Oṃ, que Él (la divinidad) nos proteja a ambos (guru y discípulo). Que nos proteja a ambos otorgándonos el fruto del conocimiento. Que ambos tengamos la fortaleza (para adquirir el conocimiento). Que nuestro estudio nos conduzca a la iluminación. Que no haya distanciamiento entre nosotros.
Oṃ, paz, paz, paz.
Tradicionalmente el aspirante o brahmacārī acudía a la casa del guru, quizás un āśram en un lugar retirado en el bosque o en las montañas. Tras ofrecerle de manera adecuada sus respetos, abrir su corazón y mostrarle su sincero deseo e intensa aspiración por la vida yóguica, el joven ofrendaba al que sería su guru unos pedazos de madera denominada arghya que se utiliza en los rituales de fuego. Esta madera no debía estar mojada ni húmeda, sino seca y lista para arder, como muestra del deseo interior del discípulo y de su petición de que su ignorancia ardiera en el fuego del conocimiento y quedara libre de toda mácula. El discípulo debía presentarse ante el maestro con una cierta preparación, lo que se denomina adhikāra, sin ello la enseñanza no tendría efecto en él y posiblemente el guru tampoco lo aceptaría.