Читать книгу Las bases del yoga. El origen del hatha-yoga, los nathas, y su expansión en Occidente онлайн
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¡Oh Yama! Todo lo que me ofreces es efímero y además debilitará el vigor de todos mis órganos de los sentidos. Incluso la vida más larga es verdaderamente corta. (…) La riqueza nunca puede hacer feliz a un hombre.33
Al ver el extraordinario desapego (vairāgya) de Nachiketa al rechazar todos los bienes imaginables que un hombre pudiese desear, Yama accedió a instruirle en el conocimiento del ātman. Así dio comienzo la enseñanza:
Yama dijo:
Lo bueno (śreyas) es una cosa, lo placentero (preyas), otra. Ambas sirven a distintos propósitos y atan al hombre. Es feliz aquel que, entre las dos, elige lo bueno (śreyas). Pero aquel que elige lo placentero (preyas) ciertamente pierde de vista la meta final.34
El aspirante en el camino del yoga del conocimiento (jñāna-yoga) debe buscar siempre aquello que es lo más beneficioso para su crecimiento interior (śreyas), escogiendo siempre lo más elevado, lo más armónico, lo más justo, lo más noble y lo más ético, aunque esto conlleve un gran esfuerzo. Debe ir siempre más allá de las pulsiones de los sentidos y de la mente cambiante y establecerse en un estado de ecuanimidad y armonía interior sin caer en la constante elección de lo más placentero, fácil e inmediato (preyas), que le apartaría del auténtico camino basado en la determinación y en la fortaleza interior. Este será el firme soporte que sustentará al yogī a lo largo de todo su proceso.