Читать книгу Dios te salve, Reina y Madre. La Madre de Dios en la Palabra de Dios онлайн

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De todos modos, podemos anticipar alguna indignada objeción: ¿cómo puede María ser su esposa, si es su madre? Para responder a eso, tenemos que tener en cuenta la profecía de Isaías acerca de la futura salvación de Israel: «Ya no serás llamada más “abandonada” [...] sino que serás llamada “mi complacencia”, y tu tierra “desposada”. Pues como un joven se casa con una virgen, se casarán contigo tus hijos, y como el esposo se alegra por su novia, así tu Dios se regocijará por ti» (Is 62, 4-5; la cursiva es añadida). Muchas cosas se encuentran sugeridas en esos dos densos versículos: la maternidad virginal de María, su concepción milagrosa y su matrimonio místico con Dios, que es a la vez Padre, Esposo e Hijo. El misterio de la maternidad divina está presente, porque el misterio de la Trinidad está aún más presente.

MATERNIDAD ATACADA

«Mujer» redefine la relación de María no sólo con Jesús, sino también con todos los creyentes. Cuando Jesús se la entregó al discípulo amado, se la dio en efecto a sus discípulos amados de todos los tiempos. Como Eva, a quien Génesis 3, 20 llama «madre de todos los vivientes», María es madre de todos los que tienen nueva vida por el bautismo.

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