Читать книгу Dios te salve, Reina y Madre. La Madre de Dios en la Palabra de Dios онлайн

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La doctrina de San Justino acerca de la nueva Eva está en consonancia con la del mismo Juan, y puede ser la prueba de una mariología desarrollada por San Juan como obispo de Éfeso y continuada por sus discípulos en tiempos de Justino... que vivió poco más de una generación después de la muerte del apóstol.

El texto de San Justino es denso, pero rico:

«Cristo [...] nació de la Virgen como hombre, a fin de que por el mismo camino que tuvo principio la desobediencia de la serpiente, por ése también fuera destruida. Porque Eva, cuando aún era virgen e incorrupta, habiendo concebido la palabra que le dijo la serpiente, dio a luz la desobediencia y la muerte; pero María, la virgen, concibió fe y gozo cuando el ángel Gabriel le dio la buena noticia de que el Espíritu del Señor vendría sobre Ella y que la virtud del Altísimo la cobijaría con su sombra, por lo cual lo nacido de Ella, santo, sería Hijo de Dios; a lo que respondió Ella: “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38). Y de la virgen nació Jesús, al que hemos demostrado que se refieren tantas Escrituras, por quien Dios destruye a la serpiente y a los ángeles y hombres que a ella se asemejan»[3].

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