Читать книгу Instantáneas en la marcha. Repertorio cultural de las movilizaciones en Chile онлайн

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I

Como cuando la marea se retira y deja conchas, desechos, güiros en la arena, tras el paso de las marchas por la calle queda siempre una abigarrada maraña de trazos que cubre los muros y a veces el piso. Rayados casi siempre anónimos, inscritos en los muros de casas y departamentos, vitrinas, cortinas metálicas, quioscos1. Se trata de trazas y síntomas, huellas, insultos, protestas, demandas y chistes inseparables del lugar en el que se encuentran, marcas que se posicionan en el límite entre la propiedad privada y el espacio público, en el lugar de la casa que da hacia la calle y la separa de ella, la cara pública de lo doméstico. Estéticamente elaborados o toscos, ingeniosos o directos, únicos o reiterativos, los rayados con spray coexisten con stickers, papelógrafos, afiches y stencils, sin jerarquía: el muro no es un museo, en él se borra toda diferencia de estatus, y aunque algunos alcancen niveles elevados de elaboración, su finalidad principal no es estética. Estos rayados son siempre la huella del paso de un cuerpo, con cuya altura normalmente coinciden sus límites y ubicación. Se escuchan en ellos las voces de lo que se ha llamado “estallido social” en su pluralidad, en sus contradicciones, con un predominio muy claro de ciertas consignas genéricas (“Despierta”, “Evade”), demandas específicas (“Asamblea constituyente”, “Renuncia Piñera”, “No + AFP”), insultos (principalmente a Piñera, Chadwick, los pacos y los milicos, pero también a figuras mediáticas como Karol Dance o Kike Morandé), interpelaciones, reflexiones, con una variedad y dispersión en la que se distinguen grupos específicos: el feminismo y las disidencias sexuales, la ecología, el animalismo, el anarquismo, la antipsiquiatría, el movimiento de resistencia mapuche.

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