Читать книгу El fascismo de los italianos. Una historia social онлайн
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Tuvimos nuestros maestros nuevos. Para problemas político-sociales citamos como ejemplo a Sorel. En sociología, a Pareto; en economía, Pantaloni. En filosofía, puede casi decirse que toda la filosofía moderna, de Bergson [...] a Gentile. Pero todavía no teníamos una religiosidad, porque no teníamos un carácter... La experiencia grande fue la guerra y fue precisamente durante la guerra cuando empezó a formarse el carácter de la nueva generación. Este nuevo carácter es, si me lo permite, el fascismo (Pellizzi: 90).
Un año después, otro representante de esta generación, Roberto Cantalupo (1891), de origen napolitano y monárquico, perteneciente a la carrera diplomática, se mostraba aún más crítico con respecto a la clase política liberal y consideraba el fascismo «el primer intento orgánico y consciente de creación de una clase dirigente» y de un Estado nuevo y por lo tanto «joven» (Cantalupo: 98).
Los que superaron indemnes las crisis y las discordias internas que tuvieron lugar en el Partido entre 1924 y 1927 formaron la clase política, con apenas cuarenta años, que tuvo el poder político en el país hasta casi el final del régimen. Estos estaban acompañados por un grupo menor numéricamente, pero situado en los puestos de mando, que tenía diez años más; a este grupo, nacido en los años ochenta, pertenecían Mussolini y Bianchi, del año 1883, y Graziani, de 1882. El número de los dirigentes del Partido nacidos en el penúltimo decenio del siglo aumenta en los años que van de 1885 a 1889. Estos componen el cuadro maduro, pero todavía joven, de la dirección fascista, que en el ventenio osciló entre los cuarenta y los cincuenta años de edad. Aportaban al régimen experiencia y formación políticas (socialistas, anarquistas, sindicalistas, nacionalistas) de los años giolittianos ampliamente reconsideradas a la luz de los nuevos tiempos de la posguerra. Todavía menor numéricamente, pero fuertemente representativos, eran los nacidos entre principios de los años sesenta (entre ellos Gabriele D’Annunzio, de 1863) y finales de los setenta. En concreto, a este último decenio pertenecía un grupo selecto de intelectuales, profesionales, juristas, militares y empresarios entre los cuales se encontraban el filósofo Giovanni Gentile y Giovanni Giuriati, de 1875 y 1876 respectivamente. Este grupo representaba una mayor continuidad en la trayectoria política de la derecha nacionalista y una mayor coherencia en la visión conservadora, ya fuese laica o católica, de la sociedad y de la política, y estaba protegido de las exclusiones contradictorias de las que habían sido objeto las generaciones más jóvenes, los nacidos en los dos últimos decenios del siglo.