Читать книгу Mueve tu ADN. Recuperar la salud con el movimiento natural онлайн

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Tanto si te mueves como si no, tu elección estimula el citoesqueleto de todas tus células de una manera que lanza el mensaje: «Esto es lo que hago, así que, por favor, adaptaos». La epidemia actual de osteoporosis –y más específicamente la que afecta a las muñecas, las costillas, la columna vertebral y la cabeza del fémur– nos dice mucho sobre cómo nos movemos. Estos patrones culturales de pérdida de masa ósea localizada (por lo general la osteoporosis no es una incapacidad para generar tejido óseo que se presente de forma generalizada por todo el organismo, lo que debería representar una enorme señal de alerta para los investigadores de las enfermedades óseas) son precisamente los que cabría esperar a partir de los patrones de carga que tenemos en común. El esqueleto es una especie de «diario» que vamos escribiendo continuamente. La robustez ósea no es únicamente el resultado de la información genética, sino también de los datos que creamos a través del comportamiento. Mediante las decisiones que tomas respecto a cómo y cuánto moverte –y las cargas celulares que estas decisiones conllevan–, tu cuerpo se va convirtiendo en tu propia autobiografía.


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