Читать книгу Mueve tu ADN. Recuperar la salud con el movimiento natural онлайн
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A lo que me refiero es a que todos –incluso el cazador más avezado– comenzamos siendo recolectores. Cuando los cazadores-recolectores son niños, su trabajo consiste en recolectar alimentos. Es una tarea que todos cumplen de manera satisfactoria en un primer momento. Pero, para seguir adelante, tenemos que retroceder para dilucidar qué movimientos básicos son los que hemos dejado de practicar y cuáles son las adaptaciones tisulares por las que aún necesitamos pasar.
La belleza de estos movimientos fundamentales reside en que, de alguna manera, configuran un terreno o un espacio en el que toda la comunidad puede participar y en el que todos podemos crecer juntos.
Con tan solo echar un rápido vistazo al estilo de vida de los cazadores-recolectores que acabo de describir, puedes hacerte una idea de hasta dónde alcanzan tus movimientos diarios. Simplemente imagínate tu propia vida y luego comienza a eliminar de ella aquello que das por hecho, como la sala de estar y los muebles del comedor. Te darás cuenta rápidamente de la gran cantidad de tiempo que tu cuerpo pasa en una posición que utiliza la «energía» de los muebles como apoyo para sustentarse. Por el contrario, el cuerpo de los cazadores-recolectores pasaba la mayor parte del tiempo sustentándose a sí mismo sin la ayuda de ningún artilugio.