Читать книгу Los parados. Cómo viven, qué piensan, por qué no protestan онлайн
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Las definiciones formales no pueden ser ambiguas, pero como se sabe una cosa es la realidad social en toda su complejidad y otra los conceptos que elaboran los científicos sociales para estudiarla e intentar comprenderla, que siempre la simplifican. Lo que aquí se sostiene es que el rigor conceptual se ha conseguido a costa de excluir del desempleo a un número relevante de personas catalogadas como ocupadas o inactivas que a nuestro entender deberían ser redefinidas como paradas. Si entre lo que podríamos llamar el paro «realmente existente» y el que estima la EPA o registra el INEM hay diferencias, éstas van en el sentido de que contabilizan menos (no más) parados que «los que hay». Contrariamente a lo que con demasiada frecuencia se afirma en el debate político, el defecto de nuestras estadísticas no es que cuenten como parados a quienes no lo son, sino que no consideran como tales a personas que en términos sociológicos pueden ser definidas como paradas. Como los detalles técnicos de los dos dispositivos de medición del paro, sus características y los cambios que han experimentado a lo largo del tiempo ya han sido analizados comparativa y exhaustivamente [Pérez Infante, 2006], en lo que sigue nos centraremos en las cuestiones conceptuales que desde nuestro punto de vista nos parecen más discutibles.