Читать книгу Los parados. Cómo viven, qué piensan, por qué no protestan онлайн
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La crisis de los años setenta que puso fin a la edad dorada del capitalismo supuso también un punto de inflexión en cuanto a la configuración del paro tal como se había conocido hasta entonces. El desempleo ha sido tradicionalmente un problema vinculado a la condición obrera. Por ello Pugliese [1993] la toma como referente para definir los tipos dominantes que ha asumido a lo largo de la historia del capitalismo, que serían tres. Primero, el paro de quien no ha sido obrero pero acabará siéndolo. Es la situación en que se encuentran quienes proceden de un medio social que aún no ha conocido la generalización de las relaciones de producción capitalistas, es decir, las primeras generaciones de jornaleros y campesinos que abandonan la agricultura para integrarse en la fábrica urbana. Para ellos el empleo industrial es todavía un punto de llegada. Es un paro típico del siglo XIX en las sociedades de industrialización temprana, pero que seguimos encontrando a mediados del siglo XX. Por ejemplo entre los braceros meridionales italianos que transitan por las páginas de la estupenda novela de Ottiero Ottieri, escrita a finales de los años cincuenta, en busca de un posto en la fábrica fordista que les permita escapar de la miseria; y por supuesto en España. Segundo, el de quien ya ha sido obrero, que vive en el contexto de la sociedad industrial urbana y ha perdido su empleo a causa de las crisis cíclicas típicas de la dinámica capitalista. En este caso las relaciones de producción del capitalismo moderno están ya generalizadas, la condición obrera es la condición normal de gran parte de la población trabajadora y el paro un incidente transitorio respecto a esta condición. Su manifestación extrema se produjo durante la Gran Depresión de los años treinta. El tercer tipo es el de quien no ha sido obrero y tiene escasas posibilidades de entrar en la condición obrera, al menos en aquella franja del empleo obrero estable y protegido integrada en el mercado de trabajo primario. Sería el paro característico de la nueva situación que conocen las economías avanzadas desde hace cuatro décadas, esto es, el paro juvenil, en particular el que afecta a los países de la Europa mediterránea.