Читать книгу Los parados. Cómo viven, qué piensan, por qué no protestan онлайн

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Esta sugerente tipología, como todas forzosamente esquemática, tiene la virtud de poner de relieve algunos de los determinantes estructurales del paro, así como de marcar la diferencia entre el tercer tipo histórico y los anteriores. Pero no informa del asunto que nos interesa: cómo se experimenta el paro y qué consecuencias acarrea. A este respecto lo primero que necesitamos saber es quiénes son los parados, y la única pista que nos ofrece es que, con el tercer tipo, el paro ha dejado de ser algo que le ocurre exclusivamente a la clase obrera, implícitamente a algunos hombres adultos. Así que si pretendemos entrevistar parados que reflejen la diversidad de situaciones en que se desenvuelve su experiencia tendremos que considerar otros elementos.

La condición obrera ya sólo puede ser uno de los factores a tener en cuenta, entre otras razones porque el trabajo manual industrial está en regresión y ya no es un referente para buena parte de los jóvenes. Además, en función de ella pueden definirse no uno sino dos tipos nuevos de paro, pues también está el de quienes la han perdido definitivamente a una edad cada vez más precoz. Las encuestas correspondientes señalan que la carga del paro no se reparte de manera homogénea ni aleatoria entre la población, sino que sigue ciertas pautas sensibles a variables como el género, la edad, etnia, nacionalidad, nivel de estudios o el tipo de empleo que se ocupaba. Y la psico-sociología del paro detecta (más allá de las diferentes respuestas individuales) una fuerte asociación entre estas variables y la forma de experimentarlo y reaccionar ante él.


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